Es de esas rosas que crecen sin permiso, que viven sin agua, a veces sin luz y hasta sin sol. Es una rosa que nace sin remedio, que no puede apagarse aunque no tenga nadie que le insufle la vida. Es una rosa evidente, una rosa impermeable, una rosa única. Es una rosa de afectos, una rosa de desamparo, una rosa de dicha. Es una rosa de pasión. Es la rosa que llevo desde que eres en mi vida. Tan espontánea como tú y con el mismo sentido. Es mi rosa. Por ti nació y así vive.
(Aibileen Clark con la niña a la que cuida, Mae Mobley Leefolt en Criadas y señoras, 2011) Una frase puede valer tanto como un tratado. La mayoría de los que escriben darían oro por una buena frase. Las frases son como las ideas: lo más difícil de hallar, lo más fácil de plagiar y lo más duradero. Una buena frase representa un logro para el que la escribe o pronuncia. Detrás de una buena frase siempre hay una idea valiosa. Y, además, una buena frase te hace pensar en cuestiones que merecen la pena. La película Criadas y señoras (The Help, 2011, de Tate Taylor) incluye esta frase en boca de la criada negra de la niñita blanca: "Tú eres buena, tú eres lista, tú eres importante" . La criada negra no ha estudiado psicología pero ha criado ella sola a diecisiete niños. Todos ajenos. Todos blancos. Resulta incongruente cómo en esta película ( y supongo que también en la realidad que retrata) las mujeres blancas dejan a sus preciosos hijos blancos en manos de criadas