(Aibileen Clark con la niña a la que cuida, Mae Mobley Leefolt en Criadas y señoras, 2011) Una frase puede valer tanto como un tratado. La mayoría de los que escriben darían oro por una buena frase. Las frases son como las ideas: lo más difícil de hallar, lo más fácil de plagiar y lo más duradero. Una buena frase representa un logro para el que la escribe o pronuncia. Detrás de una buena frase siempre hay una idea valiosa. Y, además, una buena frase te hace pensar en cuestiones que merecen la pena. La película Criadas y señoras (The Help, 2011, de Tate Taylor) incluye esta frase en boca de la criada negra de la niñita blanca: "Tú eres buena, tú eres lista, tú eres importante" . La criada negra no ha estudiado psicología pero ha criado ella sola a diecisiete niños. Todos ajenos. Todos blancos. Resulta incongruente cómo en esta película ( y supongo que también en la realidad que retrata) las mujeres blancas dejan a sus preciosos hijos blancos en manos de criadas
Tenía en una de las estanterías cerradas con llave un librito pequeño que siempre pensé que era una novelita de amor. Su título es engañoso "Incapaz de amar". Estaba por ahí y nunca le había hecho el menor caso. Eso ocurre a veces con los libros. Llegan a ti no sabes cómo y se quedan por la casa, vagando, a veces quietos, otras veces de un sitio a otro. En este caso ese librillo estaba en la segunda fila de un estante, de esos que contienen libros que te interesan poco y por eso los pones en un lugar recóndito. Mi manía de quitarle el polvo hasta a los libros que están en cristaleras, todos prácticamente, me ha llevado a descubrirlo ayer tarde y fijaros que lo he leído de un tirón, porque no es una novelita al uso sino un casi ensayo sobre un caso real en el que una mujer inteligente, elegante, culta y bien situada se enamora nada más y nada menos que de un individuo narcisista. Creí que los narcisistas no existían, que eran una invención de la psicología freudiana,
"Sol de la mañana", Harold Knight El verano es un paréntesis y el tiempo se estira, anochece tarde, amanece con una luz resplandeciente, toda la vida tiene un pálpito de serenidad que nos sirve para que el aburrimiento genere ideas, para que las cosas reverberen. Leer en verano es más que un rito, es una posibilidad que nos ofrece horas y palabras. De modo que en este blog lleno de libros no pueden faltar algunas lecturas que quizá el verano pueda traerte para disfrutarlas. Con el único criterio del gusto de quien esto escribe. Una novela policíaca japonesa, un libro sobre 1922 y Joyce, cuentos de Edna O'Brien, las novedades de mayo y junio que han sido más apreciadas por su intensidad, un clásico de Edith Wharton, autoras casi desconocidas y Jane Austen, en este caso, con "Persuasión", una novela crepuscular que merece la pena conocer y degustar despacio. Diez libros. ¡Buena lectura!
Mi viejo amigo Enrique Montiel me envía noticia del disco. Enrique podía haber sido actor de cine por atractivo y locutor de radio por la calidad de la voz. Pero escribe y escribe, cosa que no tiene arreglo y que es un veneno agradable que lleva disfrutando hace mucho tiempo. Su biografía de Camarón de la Isla sentó cátedra y sus libros de relatos o poemas completan una arquitectura basada en las palabras, su medio de expresión más feliz. Ahora que se cumplen los treinta años de su muerte me viene a la memoria un encuentro en San Fernando donde Montiel sentó las bases del futuro: Camarón no morirá y su escuela terminará ganando la partida. ¿Quién puede negarlo? Dice que "está como loco". No me fío mucho de las interjecciones ni de las comillas, pero, en este caso, se despierta mi curiosidad y, a palo seco, escucho medio tema y le doy la razón a mi paisano. Ese viejo concepto del "escalofrío" flamenco bien puede aplicarse a Tomás Perrate y a este disco. Inexplicab
Diario de una soledad May Sarton Traducción de Blanca Gago Domínguez Colección Narrativas, editorial Gallo Nero Imagen de la cubierta Jean Leroy (1930), óleo sobre lienzo Título original: Journal of a solitude Primera edición septiembre 2021 Diseño de cubierta Daniel Regueiro Este diario de May Sarton transcurre como un tranquilo río que va mostrando sus lodos, sus piedras del fondo, sus mareas y sus cambios de luz conforme el tiempo pasa y las horas pasan. Desde el principio se hace preciso tomarlo como es: una memoria íntima y activa, una muestra de escritura luminosa y una efervescente mirada alrededor. Su oficio de escritora está aquí al servicio de la verdad que enseña y por eso es tan fácil, y tan delicado, sumirse en el interior de lo que va narrando, con detalle, despacio, abiertamente . "Empiezo aquí . Está lloviendo" Estas son sus palabras iniciales. Con sencillez observa lo que ocurre desde su ventana y ese primer párrafo es revelador. Pues no hay nada que sea
En el debate de la meritocracia no tengo una opinión cualificada. Me temo que, conforme pasan los años, mis opiniones son, en todo, menos cualificadas que antes. En realidad fue la arrogancia de la juventud la que me hizo ver que sabía cosas. He actuado como experto cuando la ignorancia todavía me poseía en grado sumo. Y, al transcurrir los años, voy ganando en invisibilidad y perdiendo en altavoz. Nadie me pregunta lo que opino de las cosas. Soy una sin-opinión de libro. No es que no sepa ni conteste. Es que cada vez me interesan menos debates. Y los únicos que me llaman la atención son aquellos que nadie abre en público. Así que no existen. Hablo conmigo misma por eso. Y esa conversación, ya lo dijo Machado, es imparable. Recorro las horas como si fuera Vivian Maier e intentara atrapar con su cámara la cara oculta de la vida. Quizá mi afición de ahora a la fotografía tiene que ver con la condensación de las ideas, con ese resumir necesario, porque los discursos largos me cansan y,
Comentarios