Amor, amor

En el Día de San Valentín, los poetas llegan con sus frases sobre el amor y se mueven alrededor de este blog y dentro de él:

"Me gustas cuando callas, porque estás como ausente" (Pablo Neruda)
"Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío" (Miguel Hernández)
"¿Y qué esperar, amor? Sólo un hastío" (Luis Cernuda)
"¿No ves la herida que tengo, desde el pecho a la garganta" (Federico García Lorca)

También aparecen, convocadas, las letras flamencas, tradición de siglos:
"Siéntate en mi cabecera/ fija tus ojos en los míos/entonces, quizás no muera"
(Soleá)

O las coplas de autor:
"Amante de Abril y Mayo/ moreno de mi pasión"

Nuestros alumnos han escrito cartas y poemas de amor que se guardan en una carpeta a la espera de que el Jurado las lea y emita su veredicto. Este concurso ha levantado más interés que otros pero no es de extrañar, el amor es una fuerza mucho más grande que cualquier otra, incluso que el odio o la venganza. Así, recuerdo ahora esa historia, leyenda, cuento, qué sé yo, sobre la disputa del viento y el sol para que un hombre con capa y sombrero se despojara de ellos. Conocéis el desenlace, sin duda: el sol, con sus rayos ardientes pudo más que el intempestivo viento. Siempre me pareció esta historia una especie de metáfora del poder del amor.

Muchos jóvenes se acercan a la poesía a través del amor, porque la poesía es capaz de contar los sentimientos mejor que otra forma de expresión. Descubrir la poesía es un momento importante para aquellos que lo experimentan y suele hacerse de una forma brusca. Una vez que la poesía ha llegado hasta ti, ya no puedes separarte de ella y vas transitando por los poetas, de uno a otro, sin que puedas apartarte de esa vereda única de la emoción. Hay ocasiones en que somos los profesores los que despertamos el interés por la poesía en nuestros alumnos: cuando ocurre así es un verdadero acontecimiento, la prueba de que somos necesarios. En el caso de mi hijo, fue su profesor de Lengua y Literatura de Cuarto de ESO, José María Barrera, del IES Vicente Aleixandre de Sevilla, el que le hizo reparar en la fuerza de la poesía, incluso del teatro en verso. Por eso siempre lo cita entre sus mejores profesores.

¿Será posible que, en este San Valentín, al calor de nuestro Concurso, o al hilo de los textos que los profesores trabajan en clase, haya alumnos que descubran el misterioso mundo de la creación poética? Siempre me maravillan esas clases que uno dedica a leer textos en voz alta, simplemente a oír el sonido de la poesía o de la palabra en general, con toda la música que conlleva, con todo el ritmo, los silencios, las entonaciones...Otra forma de que nuestros estudiantes recalen en el puerto de la poesía.

Los sonidos de los poetas vuelven ahora de nuevo a mí: "El palomar de las cartas/abre su invisible vuelo/ desde las trémulas mesas/ donde se apoya el recuerdo/la gravedad de la ausencia/ el corazón, el silencio."  ¿Quién no tiene en su memoria aquellas veces en las que una carta significaba, como dice aquí Miguel Hernández, todo, todo el amor del mundo? ¿Quién no tiene guardadas, en algún rincón escondido, un manojo de cartas atadas con una cinta azul?

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